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Halago a lo de siempre

Halago a lo de siempre.

¿Hay que guardarle fidelidad a un arte marcial o a un maestro? A esta pregunta, he leído estas respuestas:

• En mi humilde opinión solo hay que serle fiel a lo efectivo y a lo útil. • Esto es como una carrera profesional, si te gusta y llena tus expectativas, hay que terminarla para poder aprovecharla al máximo. • Depende de lo que busques y de lo que te guste, si una disciplina reúne todo lo que tú quieres, pues ahí quédate, pero si hay cosas que no te parecen y ya no te sientes a gusto, ¿para qué sigues?

Hoy día las cosas cambian a una velocidad de vértigo, el sofá viejo se tira y se compra otro, el ordenador funciona pero no va todo lo rápido que quiero, el coche me lleva donde quiero pero yo quiero que sea más rápido, mas alto o sencillamente porque toca.

Hoy se cambia de maestro y de arte practicada, como el que cambia de tipos de patatas fritas o de salsa en un restaurante de comida rápida. Ahora bien, ¿acaso debería ser así en las artes marciales? No me refiero al arte en sí, sino a la relación maestro alumno. La relación es personal y más aun las enseñanzas.

Un maestro es aquel que enseña con voluntad de dar de sí lo mejor, sin miedo a que el alumno lo supere, sin mayor expectativa que transmitir todo su saber. Un maestro se siente orgulloso al ver a su alumno avanzar, disfruta cuando lo ve comprender y se emociona cuando ve que lo supera. Lo demás no es ser maestro.

Un alumno es aquel que aprende con la voluntad de dar de sí lo mejor, exprimiendo al máximo al maestro, poniéndolo incluso en apuros para sacar todo su saber. Un alumno al principio tiene prisa, después comprende que no es tan rápido el camino y finalmente se da cuenta de que jamás lo aprenderá todo de su maestro.

Es difícil hoy en día encontrar maestros, pero diría que es más difícil encontrar alumnos aunque aparentemente estén por todos lados. Fast food es lo que prima, lo rápido, lo contundente y lo simple es lo que se alaba.

El Ronin de siempre ha sido una figura cautivadora que atrae a todos. Una figura que rompe esquemas, que tiene la iluminación para discernir de lo bueno y lo malo, porque, ¿para qué queremos lo malo? Pero… ¿Quién es capaz de saber qué es bueno y qué es malo?

Yo halago al que sigue firme en un camino, con un maestro. Al que después de superar al maestro es capaz de seguir atendiendo a sus enseñanzas y en silencio sacar sus conclusiones. Creo que es más difícil esto que ir de Ronin porque seguir asistiendo a las clases de tu maestro aunque consideres que lo has superado es vencer al ego, porque tu razón te dice que lo has superado pero tu corazón te dice que siempre aprenderás algo nuevo, y de hecho es así.

Quizás esta fidelidad solo sea posible en las familias, pero quizás el secreto sea considerar a tu maestro familia, así como que el maestro considere a sus alumnos como familia.


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